Recuerdo hace unos años durante un viaje a República Dominicana conseguí un periódico local y me puse a ojear las noticias (un ejercicio que recomiendo a todo el mundo para conocer una parte de la sociedad que suele escapa a los turistas de hoteles todo-incluido). Ese día recuerdo que la noticia que me llamó la atención fue que el presidente había hecho público que los dominicanos debían saludarse, en lugar de con un apretón de manos, chocando los puños. Esto que puede parecer una ley para hacer el país más molón tiene mucha miga.
Comencemos por hablar de las adaptaciones al entorno. Para que exista una adaptación debe haber una presión del entorno que selecciona un rasgo y hace que otros no prosperen, haciendo este rasgo, con el tiempo, una parte de la población. Estas presiones pueden ser desde cambios climáticos, enfermedades, cambios en la alimentación disponible, en el ratio de sexos, en la competencia entre sexos, poblaciones... En este caso vamos a poner como ejemplo una enfermedad, la malaria, para ver diferentes tipos de adaptaciones a esta presión del entorno.
Para comenzar están las adaptaciones biológicas. Estas son las que vienen impresas en el ADN y que proceden de mutaciones aleatorias que hacen que aquellos que tienen inmunidad a esa enfermedad vivan y los que no, mueran. En nuestro ADN hay trazas de inmunidad en las diversas poblaciones a las enferedades que nos hemos ido encontrando a lo largo de la historia. Los europeos tenemos mutaciones que nos dan cierta resistencia a la viruela y la peste negra, a través de las diferentes epidemias que ha sufrido Europa y que ha seleccionado a aquellos individuos con estas mutaciones en el ADN que les daban más resistencia.
En el caso de la malaria hay una mutación en especial que aparece en poblaciones con origen africano y que hace que si se tiene una copia de ese gen, parte de los glóbulos rojos cobran una forma aberrante que los hace mucho menos eficientes para el transporte de hierro, pero que confieren inmunidad a la malaria. El mecanismo por el que lo consiguen sigue aún en estudio y parece que nuevos descubrimientos apuntan a la acción del micro-ARN de estos glóbulos rojos "mutantes" sobre el parásito. La mala noticia es que si se tiene ambas copias del gen todos los glóbulos rojos son de este tipo y la consecuencia es una enfermedad denominada anemia falciforme.
Sin embargo, este tipo de adaptaciones biológicas son extremadamente costosas y lentas, ya que sólo se crean nuevas mutaciones con nuevas generaciones y con una edad generacional de unos 20 años, el ser humano debe sacrificar muchos individuos hasta que aparece una mutación que se hace extensiva al resto de la población para darle una inmunidad suficiente como para poder sobrevivir como grupo.
Un nuevo artículo en PLOS ONE (The Pace of Cultural Evolution) viene a poner a prueba la tesis que ya en su día sostuvo el antropólogo Julian Steward en Theory of Cultural Change de que la cultura es una forma de adaptación al entorno mucho más rápida y flexible que la adaptación biológica.
En el artículo analizan el ratio de mutación de rasgos culturales y el de rasgos biológicos controlando en tiempo y el periodo entre generaciones. Los resultados son que la cultura consigue adaptaciones más rápidas y en mayor número que los cambios biológicos. Esto se debe a varias causas que hace que se comporten más como una epidemia que como una herencia (¿no os viene a la cabeza la teoría de los memes de Dawkins?):
Perreault C (2012). The pace of cultural evolution. PloS one, 7 (9) PMID: 23024804Comencemos por hablar de las adaptaciones al entorno. Para que exista una adaptación debe haber una presión del entorno que selecciona un rasgo y hace que otros no prosperen, haciendo este rasgo, con el tiempo, una parte de la población. Estas presiones pueden ser desde cambios climáticos, enfermedades, cambios en la alimentación disponible, en el ratio de sexos, en la competencia entre sexos, poblaciones... En este caso vamos a poner como ejemplo una enfermedad, la malaria, para ver diferentes tipos de adaptaciones a esta presión del entorno.
Para comenzar están las adaptaciones biológicas. Estas son las que vienen impresas en el ADN y que proceden de mutaciones aleatorias que hacen que aquellos que tienen inmunidad a esa enfermedad vivan y los que no, mueran. En nuestro ADN hay trazas de inmunidad en las diversas poblaciones a las enferedades que nos hemos ido encontrando a lo largo de la historia. Los europeos tenemos mutaciones que nos dan cierta resistencia a la viruela y la peste negra, a través de las diferentes epidemias que ha sufrido Europa y que ha seleccionado a aquellos individuos con estas mutaciones en el ADN que les daban más resistencia.
En el caso de la malaria hay una mutación en especial que aparece en poblaciones con origen africano y que hace que si se tiene una copia de ese gen, parte de los glóbulos rojos cobran una forma aberrante que los hace mucho menos eficientes para el transporte de hierro, pero que confieren inmunidad a la malaria. El mecanismo por el que lo consiguen sigue aún en estudio y parece que nuevos descubrimientos apuntan a la acción del micro-ARN de estos glóbulos rojos "mutantes" sobre el parásito. La mala noticia es que si se tiene ambas copias del gen todos los glóbulos rojos son de este tipo y la consecuencia es una enfermedad denominada anemia falciforme.
Frecuencia de la mutación en rs334 según poblaciones. Fuente.
Sin embargo, este tipo de adaptaciones biológicas son extremadamente costosas y lentas, ya que sólo se crean nuevas mutaciones con nuevas generaciones y con una edad generacional de unos 20 años, el ser humano debe sacrificar muchos individuos hasta que aparece una mutación que se hace extensiva al resto de la población para darle una inmunidad suficiente como para poder sobrevivir como grupo.
Un nuevo artículo en PLOS ONE (The Pace of Cultural Evolution) viene a poner a prueba la tesis que ya en su día sostuvo el antropólogo Julian Steward en Theory of Cultural Change de que la cultura es una forma de adaptación al entorno mucho más rápida y flexible que la adaptación biológica.
En el artículo analizan el ratio de mutación de rasgos culturales y el de rasgos biológicos controlando en tiempo y el periodo entre generaciones. Los resultados son que la cultura consigue adaptaciones más rápidas y en mayor número que los cambios biológicos. Esto se debe a varias causas que hace que se comporten más como una epidemia que como una herencia (¿no os viene a la cabeza la teoría de los memes de Dawkins?):
- La naturaleza lamarckiana de los cambios culturales. Estos son dirigidos y los cambios en los padres son transmitidos a sus hijos, a diferencia de los cambios biológicos que son ciegos (esto no es totalmente cierto, ya que aquí habría que tener en cuenta los cambios epigenéticos y la expresión o inhibición de ciertos genes según presiones del entorno).
- Los cambios culturales pueden transmitirse de forma vertical en ambos sentidos, de padres a hijos y de hijos a padres, y de manera horizontal, entre personas que no tienen ningún vínculo de parentesco.
- Una persona puede adquirir diferentes rasgos culturales a través de su vida, mientras que para crear un cambio genético es necesaria una nueva generación y un individuo no puede alterar su ADN (de nuevo vuelvo a la expresión o inhibición de ciertos genes según presiones del entorno).
Ahora volvemos a mi viaje a República Dominicana. Mi estancia coincidió con una epidemia de malaria cólera. Como la población de la isla no cuenta con inmunidad natural a esta enfermedad, el presidente decidió que para evitar contagios, los dominicanos debían saludarse sin tocar las palmas de sus manos. Un ejemplo perfecto de la adaptación de un rasgo cultural como es el saludo a una presión del entorno real. Este cambio en el saludo es mucho más rápido que esperar a que media isla muera y ver si hay alguien que espontáneamente muestra una inmunidad natural a la enfermedad y confiar en que sus descendientes repueblen la isla.
Cómo no, otra adaptación cultural es la tecnología, en este caso la medicina. Antes de ir a algunos países las agencias de viaje y los ministerios de sanidad nos recomiendan vacunarnos antes de ir y durante nuestra estancia. Realmente esto es muy interesante, ya que es una adaptación tecnológica que utiliza un adaptación fenotípica (la inmunológica) que al fin y al cabo es biológica.
Al final, parece que Steward tenía razón.
Steward, J (1990). Theory of Culture Change: The Methodology of Multilinear Evolution University of Illinois Press Other: 0252002954