Las puertas han sido desde la antigüedad
portales entre dos mundos. Al menos así es como lo interpretó
Van Gennep en su libro
Ritos de Paso, donde nos habla de las puertas como los lugares de transición entre dos mundos: el conocido, doméstico, propio y terrenal y el mundo desconocido, extraño, extranjero, mágico. Esta separación se ve perfectamente en las puertas de las viviendas, en las puertas de las murallas de las ciudades, de los templos...
En muchas de estas puertas entre los dos mundos aparecen también
deidades o guardianes de la puerta, que sirven de aviso al extraño del mundo que existe al otro lado de la puerta, que le recuerdan que una vez pasada existen otras normas, otras reglas y debe guardarlas. Algunas puertas tienen tabús, es decir, que va a haber personas que no puedan cruzarlas. Un extraño no puede entrar en una casa si no es invitado, o un no-musulman no podrá entrar en las mezquitas de algunos países islámicos, o alguien que no trabaje en un restaurante no podrá entrar en la cocina donde pone
"SOLO PERSONAL AUTORIZADO"
Estas deidades se han desarrollado de una forma espectacular en Asia, donde los dragones adornan las puertas y escaleras de los templos, aunque en las iglesias románicas españolas también podemos encontrar en dinteles de los pórticos monstruos guardianes y gárgolas, aunque la deidad principal y sus deidades secundarias organizadas en un
Pantocrátor, columnas, etc. se mostrarán más evidentes y grandes.
Yo saludando y haciendo una ofrenda de agua a algunas deidades de puertas tailandesas
En las propias puertas de las casas también podemos encontrar estos guardianes de las puertas en forma de amuletos contra el mal de ojo, oraciones, ramas de diferentes hierbas o ristras de ajos, esculturas o aldabas con formas de caras humanas o animales.
Además, asociado al paso de la puerta vamos a encontrar también
rituales de separación y purificación del mundo exterior, como quitarse los abrigos (y los zapatos en algunos países),
ritos de transición, como saludar la deidad de la puerta (pasando el dedo por la oración, cogiendo agua bendita, etc.) para una vez pasado el margen proceder a
rituales de agregación, como saludar a los huéspedes, entrega de regalos, etc.
Pero, esto que parece una interpretación fantástica de la mente humana...
¿Tiene alguna base cognitiva? Parece ser que sí, pero me llevará algo de tiempo, así que paciencia que allá vamos.
El cerebro humano tiene una capacidad de procesamiento limitada. A los centros sensoriales llegan más estímulos de los que puede procesar, y además, muchos de ellos son extraordinariamente complejos, como contexto, intenciones de segundas y terceras personas, inferir qué está pensando alguien... Por ello,
como vimos hace tiempo,
el cerebro utiliza una serie de reglas aprendidas que le ayudan a interpretar el mundo y a predecir qué es lo que va a pasar para poder adoptar la mejor estrategia en cada momento a corto y medio plazo.
Esto, que
Gazzaniga llamó el
cerebro dividido, se completa con la
teoría de la segmentación de eventos (TSE). Esta teoría dice que las personas percibimos lo que nos pasa como una
colección de eventos secuenciales separados por transiciones. Un
evento es un segmento de tiempo en una localización concreta que es percibido como una unidad con principio y final. La gracia de todo esto es que cada evento tendría su
memoria de trabajo. Esta memoria de trabajo le permitiría acceso rápido a la información ya existente,
sin tener que perder tiempo en consultar los centros sensoriales y condicionando la interpretación de la información.
¿Qué pasa cuando las predicciones tienen errores? Esto es lo mismo que cuando sucede una
disonancia cognitiva de las de Gazzaniga. Entonces el "modelo de evento" que nos ha ayudado a predecir e interpretar la información
se actualiza , esta vez consultando activamente los centros sensoriales y el el entorno, para mejorar la predicción, o para
cambiarlo por otro modelo. Esto último constituye un
cambio de evento y de contexto.
Estos cambios de evento mediante transiciones tienen una gran carga cognitiva. En los cambios de contexto hay una activación de los lóbulos temporal (este en las zonas relativas a la memoria episódica y largo plazo), parietal y el prefrontal lateral. Esta carga cognitiva se manifiesta en la diferencia en la rapidez de lectura en textos con y sin cambios de contexto, actividad neuronal en cambios de piezas musicales o en visualización de escenas y películas con y sin transiciones entre eventos.
En estos cambio de contexto tienen un papel muy importante las puertas, ya que constituyen una
separación física entre dos localizaciones, y por lo tanto,
traspasarlos constituye un cambio de localización que separa dos eventos. Un artículo consiguió probar mediante varios experimentos como
pasar de una habitación a otra hacía que la memoria de un objeto que se ha cogido en la primera localización disminuyese, tanto en aciertos como en tiempo de respuesta. Además, no dependía del número de transiciones (por ejemplo, entrar y salir 5 veces de la misma habitación), sino del
número de habitaciones nuevas que se atravesasen.
Esto muestra un modelo del cerebro
similar a lo que se está haciendo desde hace muchos años en
arquitectura de computadores. En los procesadores se incorpora una pequeña memoria de algo rendimiento llamada "
cache" que permite un accesos más rápido a los datos. Por debajo de esta memoria está la memoria
RAM, menos rápida que la cache, pero mucho más que el
disco duro que se encuentra en el último nivel de acceso.
Cuando el sistema operativo ejecuta un programa lo pone en la RAM y el procesador llama algunos de sus datos a la cache. En adelante no es necesario que acceda a la RAM, porque los tiene "a mano". Sin embargo, cuando el sistema operativo decide cambiar de tarea o de programa a ejecutar, un nuevo programa va a la RAM y el procesador vacía la cache del antiguo programa para traer el del nuevo. Esto es un cambio de contexto, muy similar al cambio de contexto que hemos visto en el cerebro, donde la memoria de trabajo pasa a la memoria a largo plazo o episódica para ser sustituida por la memoria de trabajo de un nuevo contexto. Si necesitamos acceder a información de la tarea anterior el cerebro no la tiene accesible en la cache, sino que tiene que ir a la RAM (más lenta) o si ha habido más cambios de contexto es posible que tenga que irse al disco duro (memoria a largo plazo) para poder recuperarla.
Esto explica esas ocasiones en las que vamos a la cocina y no nos acordamos de a por qué hemos ido, o por qué a veces al cambiar de habitación hay algo que nos distrae y perdemos la noción de la razón por la que habíamos ido allí.
Estos cambios de contexto son especialmente importantes en la vida diaria. Imaginad la puerta de los
baños de un lugar público (como un restaurante, el trabajo, etc.). Están flanqueados por
sus propios guardianes (un monigote "señor" y otro "mujer") que
implican tabús de género: los hombres sólo pueden entrar en el de los hombres y las mujeres en el de las mujeres. Además, dentro de esa habitación hay
normas especiales que no están permitidas en otras habitaciones, como por ejemplo, tocar, sacar los genitales y orinar. Sin embargo, esto que en un cuarto de baño nos parece algo totalmente normal, no se nos ocurriría hacerlo en el despacho del jefe o en el de nuestro compañero. Este
cambio de contexto de reglas sociales con un tabú tan poderoso como son los genitales y el "tipo de funciones orgánicas que tienen lugar en el retrete"
es posible gracias a la separación de eventos que marca físicamente la puerta.
Como podemos ver, es muy interesante como a veces la neurociencia da respuesta y nuevas interpretaciones que apoyan puntos de vista de hace casi un siglo, como el de los ritos de paso de Van Gennep.
Todo esto se puede utilizar en el mundo de los negocios, y hay un ejemplo muy claro de alguien que lo utiliza terriblemente bien:
Aquí, el uso de la puerta como la
separación entre el mundo material y el mundo mágico (el slogan de Imaginarium es: "
It's magical") del que habla Van Gennep es literal, sobre todo porque
individualiza la experiencia para los más pequeños, que tienen su propia puerta por la que los adultos no pueden pasar (creando un tabú por edad y tamaño). Esto hace que el
cambio de contexto sea propio y voluntario, y la entrada en la tienda realmente sea para ellos entrar en un sitio donde las normas de su casa, del colegio, de la calle, etc. no sirven. Un sitio lleno de juguetes, colores... magia. Todo esto crea una experiencia que termina en el mismo momento en el que vuelven a traspasar la puerta para salir al mundo exterior de nuevo con las reglas de siempre, lo que convierte a las tiendas de Imaginarium en un lugar especial para ellos.
Seguro que hay un montón de ejemplos más que podéis encontrar de portales a mundos mágicos, de dioses protectores de las puertas, tabús de paso y de reglas que se aplican o no dependiendo de si se dan unos pasos más dentro de la puerta. A partir de ahora sólo hay que abrir bien los ojos y encontrarlos, eso sí, si no se os olvida que los estáis buscando la próxima vez que os levantéis para ir al baño.