Foto: dailymail.co.uk
Aquí hay que tener varias cosas en cuenta. La primera de ellas es que, aunque es una forma de comunicación, dista mucho del lenguaje que utilizamos nosotros, ya que parece ser que se compone de ordenes ("para", "dame eso") y avisos ("quiero jugar contigo", "toma esto"), es una forma de comunicación en toda regla, ya que permite que dos individuos intercambien información pero no lo consideraría un lenguaje.
En primer lugar, esta forma de comunicación gestual al parecer no tiene una gramática, sino que estaría compuesto por lo que Paul Ekman denomina "emblemas": gestos que en sí mismos tienen un significado.
Por otra parte, parece que esta colección de gestos no es suficiente para contar una historia, lo que permitiría intercambio de información a cerca de un tercer individuo y lo que podríamos considerar "cotilleo", de lo que hablamos antes en el artículo anterior sobre las redes sociales humanas y el cotilleo.
Aquí me gustaría hacer un inciso, ya que el hecho de que los orangutanes no puedan comunicar historias de terceros a través de este sistema de gestos, no quiere decir que los simios no puedan llegar a hacerlo. Como vimos en el artículo sobre la intensionalidad, los simios pueden llegar a 2 niveles de intensionalidad ("yo quiero que tu te vayas", "yo quiero que tu me des eso"), e incluso algunos pueden llegar a tres niveles y poder contar una historia de un tercer individuo ("yo quiero que tu sepas que mi madre estaba asustada"). Este fue el caso de Michael, un gorila a quien le enseñaron el lenguaje de signos y fue capaz de contar como unos cazadores furtivos mataron a su madre.
Volviendo a los orangutanes, el hecho de que puedan utilizar de manera natural "emblemas" para comunicarse es muy significativo, ya que nosotros, los humanos también utilizamos este tipo de gestos. Los usamos desde para decir "si" o "no" con la cabeza hasta cuando nos encogemos de hombros, hacemos la peineta con el dedo corazón o el gesto OK.
Estos gestos son culturales (también en el caso de los orangutanes, según el estudio, ya que son aprendidos y no innatos) y a diferencia de las expresiones faciales de las emociones básicas que son universales, dependen de la cultura en la que hayamos crecido. Sin embargo, el hecho de poder compartir esta forma de comunicación con otros simios lo pondría en un estado más profundo evolutivamente hablando que el lenguaje hablado. Ello explicaría la facilidad con la que pueden filtrarse en una conversación de manera accidental o subconsciente delatando una emoción o pensamiento que se intenta ocultar. Estos unidos a las expresiones faciales son de gran utilidad a la hora de detectar mentiras o información oculta en un discurso.
¿Cómo de profundo? Pues para ello tenemos que ver como de "primos lejanos" son los orangutanes de nosotros. El biologo Richard Dawkins nos lo explica en un sencillo vídeo:
Este es un ejemplo interesante en el que se ve como en la evolución no hay saltos grandes, sino cambios graduales y progresivos en los que se puede ver desde el proto-lenguaje de gestos de los orangutanes, la elaboración de pequeñas historias con mayor nivel de intensionalidad (aunque con una gramática casi inexistente) hasta nuestro lenguaje actual, que utiliza tanto la voz como los gestos y las expresiones faciales. Sería interesante ver si en los simios este lenguaje se localiza también en el lóbulo temporal (normalmente el izquierdo), como lo hacen las reglas lingüísticas y semántica en los humanos, o ver si hay una relación entre el uso de ilustradores y emblemas en humanos y las áreas del cerebro que se activan en los orangutanes y otros simios al usar esta forma de comunicación gestual. Esto nos daría más pistas de la evolución del lenguaje y de la posible relación entre el volumen del cortex parietal/temporal y el desarrollo del lenguaje.
Este pequeño artículo nos puede ayudar a comprender lo importante que es la conservación de los grandes simios que aún habitan en nuestro planeta para poder comprendernos a nosotros mismos y la evolución humana. Los orangutanes (que en lengua malaya significa literalmente "el hombre de los bosques") están en serio peligro de extinción debido a la gran explotación de su hábitat que están llevando a cabo, sobre todo, empresas locales para explotar en su gran mayoría el aceite de palma, presente en multitud de alimentos que consumimos en occidente.
La extinción de los orangutanes, así como la de los propios gorilas, podría suponer un golpe tan grande como lo fue la extinción del hombre de Neandertal o el hombre de Flores, con la diferencia de que en esta ocasión aún podemos evitarlo.
En primer lugar, esta forma de comunicación gestual al parecer no tiene una gramática, sino que estaría compuesto por lo que Paul Ekman denomina "emblemas": gestos que en sí mismos tienen un significado.
Por otra parte, parece que esta colección de gestos no es suficiente para contar una historia, lo que permitiría intercambio de información a cerca de un tercer individuo y lo que podríamos considerar "cotilleo", de lo que hablamos antes en el artículo anterior sobre las redes sociales humanas y el cotilleo.
Aquí me gustaría hacer un inciso, ya que el hecho de que los orangutanes no puedan comunicar historias de terceros a través de este sistema de gestos, no quiere decir que los simios no puedan llegar a hacerlo. Como vimos en el artículo sobre la intensionalidad, los simios pueden llegar a 2 niveles de intensionalidad ("yo quiero que tu te vayas", "yo quiero que tu me des eso"), e incluso algunos pueden llegar a tres niveles y poder contar una historia de un tercer individuo ("yo quiero que tu sepas que mi madre estaba asustada"). Este fue el caso de Michael, un gorila a quien le enseñaron el lenguaje de signos y fue capaz de contar como unos cazadores furtivos mataron a su madre.
Volviendo a los orangutanes, el hecho de que puedan utilizar de manera natural "emblemas" para comunicarse es muy significativo, ya que nosotros, los humanos también utilizamos este tipo de gestos. Los usamos desde para decir "si" o "no" con la cabeza hasta cuando nos encogemos de hombros, hacemos la peineta con el dedo corazón o el gesto OK.
Estos gestos son culturales (también en el caso de los orangutanes, según el estudio, ya que son aprendidos y no innatos) y a diferencia de las expresiones faciales de las emociones básicas que son universales, dependen de la cultura en la que hayamos crecido. Sin embargo, el hecho de poder compartir esta forma de comunicación con otros simios lo pondría en un estado más profundo evolutivamente hablando que el lenguaje hablado. Ello explicaría la facilidad con la que pueden filtrarse en una conversación de manera accidental o subconsciente delatando una emoción o pensamiento que se intenta ocultar. Estos unidos a las expresiones faciales son de gran utilidad a la hora de detectar mentiras o información oculta en un discurso.
¿Cómo de profundo? Pues para ello tenemos que ver como de "primos lejanos" son los orangutanes de nosotros. El biologo Richard Dawkins nos lo explica en un sencillo vídeo:
Este es un ejemplo interesante en el que se ve como en la evolución no hay saltos grandes, sino cambios graduales y progresivos en los que se puede ver desde el proto-lenguaje de gestos de los orangutanes, la elaboración de pequeñas historias con mayor nivel de intensionalidad (aunque con una gramática casi inexistente) hasta nuestro lenguaje actual, que utiliza tanto la voz como los gestos y las expresiones faciales. Sería interesante ver si en los simios este lenguaje se localiza también en el lóbulo temporal (normalmente el izquierdo), como lo hacen las reglas lingüísticas y semántica en los humanos, o ver si hay una relación entre el uso de ilustradores y emblemas en humanos y las áreas del cerebro que se activan en los orangutanes y otros simios al usar esta forma de comunicación gestual. Esto nos daría más pistas de la evolución del lenguaje y de la posible relación entre el volumen del cortex parietal/temporal y el desarrollo del lenguaje.
Este pequeño artículo nos puede ayudar a comprender lo importante que es la conservación de los grandes simios que aún habitan en nuestro planeta para poder comprendernos a nosotros mismos y la evolución humana. Los orangutanes (que en lengua malaya significa literalmente "el hombre de los bosques") están en serio peligro de extinción debido a la gran explotación de su hábitat que están llevando a cabo, sobre todo, empresas locales para explotar en su gran mayoría el aceite de palma, presente en multitud de alimentos que consumimos en occidente.
La extinción de los orangutanes, así como la de los propios gorilas, podría suponer un golpe tan grande como lo fue la extinción del hombre de Neandertal o el hombre de Flores, con la diferencia de que en esta ocasión aún podemos evitarlo.
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