martes, 23 de agosto de 2011

El síndrome de la cárcel Stanford y la actuación de la policía ante el 15M

La semana pasada se cumplieron 40 años del Experimento de la Cárcel de Stanford (SPE en inglés), efeméride que coincidió con las violentas cargas policiales contra los manifestantes laicos que protestaban contra el gasto público en la visita del Papa y periodistas que cubrían la noticia.

Al repasar la información sobre el experimento y ver los vídeos de las cargas, los testimonios de los agredidos y retenidos y varias crónicas anteriores muy similares de diferentes actuaciones policiales contra miembros del movimiento 15M, pude ver un patrón de comportamiento común tanto en el SPE como en la policía. Esto es lo que voy a desarrollar y llamar de ahora en adelante como "síndrome de la cárcel de Standford", teniendo siempre en cuenta que, ni soy psiquiatra, ni psicólogo ni existe (al menos hasta donde yo sé) un síndrome o denominación para lo que estoy intentando contar. Si hay algún psicólogo que lea este artículo y quiera comentarlo es bienvenido.

¿Qué fue el Experimento de la Cárcel de Stanford?

En 1971, un grupo de psicólogos de la universidad de Stanford, animados por el famoso experimento de Milgram en el 63 (hablaremos más en detalle en otro artículo), decidieron poner a prueba una vez más la bondad humana. Este es el 2º de los experimentos que mostraron la cara más malvada del hombre, y como curiosidad, todos ellos partían de la misma pregunta: ¿Cómo es posible que personas aparentemente normales pudiesen cometer los actos de tortura y genocidio que se dieron con tanta crueldad y sadismo durante la II Guerra Mundial por la Alemania Nazi? (El tercero fue la Tercera Ola).

El experimento consistió en coger 18 personas totalmente normales y sanas y aleatoriamente dividirlos en 2 grupos: uno de presos y otro de guardias. Pasarían 2 semanas en una prisión simulada y los guardias tenían que garantizar el orden en la prisión. Podéis leer todos los detalles del día a día del experimento en la web oficial.

Para resumir lo que pasó durante el experimento, decir que los guardias desarrollaron patrones de conducta sádicos y represivos con los presos hasta tal punto que el experimento tuvo que suspenderse al 5º día por las condiciones, el estrés y la presión con la que vivían los presos. Como curiosidad, la única persona de todos los que pasaron por el experimento que tuvo las perspectiva suficiente para exigir que finalizase fue la entonces novia (y luego mujer) del principal investigador.

¿Qué es el Síndrome de la cárcel de Stanford?

He llamado así a la emergencia en un grupo de personas de comportamientos deshumanizantes y represivos que en condiciones normales no serían socialmente aceptables, circuscritos a un rol y a una situación concreta en las que se les da control sobre otro grupo de personas y la autoridad superior es permisiva.

¿En qué me baso para crear esta definición? Vayamos punto por punto comparando lo que pasó en la cárcel de Stanford y los testimonios y vídeos que tenemos de las actuaciones policiales.

Emergencia de comportamientos. Llamaremos así a los comportamientos que surgen de manera espontánea en el grupo y que no han sido regulados por unas normas establecidas previamente.

En ninguno de los casos se detallan actuaciones ni protocolos y se deja a los "grupos de guardias" que generen sus propias medidas de control del "grupo de prisioneros":


Comportamientos deshumanizantes y sádicos que en condiciones normales no serían socialmente aceptables. Estos comportamientos tienen como objetivo por un lado la desinvididualización de la persona sobre la que se desea ejercer control y por otro, ejercer un control tanto físico como psicológico. Tenemos distintos ejemplos de este tipo de comportamiento:

Pérdida de identidad: 


División del grupo controlado: 

Tortura y castigo físico como forma de control: 

Violencia física no justificada: 
  • SPE: Los guardias realizaban conteos indiscriminados aún cuando los presos se portaban bien.
  • Policía: Hay numerosas pruebas de violencia non justificada de los policías a personas que huyen, menores o minusválidos: 1, 2, 3, 4...

Violencia verbal y humillación: 


Circuscritos a un rol y a una situación concreta: 
  • SPE: En las Conclusiones del SPE, Christina Maslach, la psicóloga que desencadenó el fin del experimento, relata como en una de sus visitas, estuvo hablando con uno de los guardias (sin saber quien era quien). Le pareció un chico muy amable y simpático. Luego se dio cuenta de que ese guardia era el que llamaban "John Waine", por ser el más violento y sádico con los presos. Esta bipolaridad parece darse también en los policías. 
  • Policía"Sabían quién era yo. Estuve hablando y riendo con los mismos agentes de la UIP diez minutos antes". "Esta "bipolaridad" por parte de los agentes --"tan pronto vallaba un acceso a Sol como lo abrían, te saludaban muy educadamente algunos y al día se ponían el casco y te golpeaban", ha dicho-- ha sido justificada, según ha señalado esta periodista, que se remite a comunicados del SUP, a la "presión y al estrés" que han estado sometidos los agentes. "

Autoridad superior permisiva: 

Otros puntos en común con el SPE son, entre otros: 

Modificación del entorno a su favor:
  •  SPE: Los guardias utilizaban la luz de la cárcel para desorientar a los presos, despertarlos a mitad de noche y romper sus ritmos de sueño.  
  •  Policía: En el momento de producirse las cargas policiales se realizaron cortes de luz en la calle que la dejaron a oscuras.

Los guardias tienen la impresión de recibir una baja retribución por su trabajo

Polis malos... 

...y polis buenos:

Búsqueda del anonimato para ejercer mayor violencia:

Juego del gato y el ratón:

Agresiones precedidas de miedo:
  • SPE: Por lo que cuenta Zimbardo (el investigador principal del SPE), algunas de las agresiones de los guardias estaban precedidas o disparadas por el miedo, en una reacción de "lucha o huye" (fly-fight): "one example of the confrontations that occurred repeatedly during the prison study, this statement found in a guard's diary: "During the inspection ‘the prisoner’ grabbed my throat, and although I was really scared, I lashed out with my stick and hit him in the chin."" (SPE. p.1)
  • Policía: Podemos ver en este vídeo un indicador muy característico de la emoción del miedo: el temblor en la voz y la elevación del tono de voz (más agudo) . Precisamente en el 01:47, justo antes de la agresión. Si fuese una emoción den enfado, el tono de voz se hace más grave y no tiembla.



Los policías no quieren que acabe el experimento:
  • SPE: Los guardias de la cárcel de Stanford no querían terminar el experimento al 5º día, sino que querían continuar aun siendo conscientes de las condiciones en las que vivían los presos (SPE, p.14). 
  • Policía: Por los comentarios y foros en los que algunos policías comentan sus actuaciones, parece que disfrutan de su posición de poder y no les gustaría que acabase.  


Los prisioneros pueden llegar a tener ataques de pánico en un muy corto espacio de tiempo: 

Los prisioneros aprendieron a ser pasivos ante las agresiones y a obedecer de una forma "zombie"

¿Para qué sirve todo esto?

En primer lugar, debe servir para comprender que lo que está ocurriendo, no es la primera vez que sucede. Lo hemos visto tanto en el SPE como en las carceles de Abu Ghraib y muchos otros complejos donde el grupo de guardias no tiene un control sobre sus actuaciones. Quizás la novedad es ver como este comportamiento emerge contra un grupo de personas libres y no en un centro de detención. Esto nos permite reconocer el escenario y cambiarlo para garantizar que se cumplan los derechos de todos.

La pregunta siguiente que nos debemos hacer es: ¿Qué podemos hacer para acabar con esta espiral de violencia y represión en la que se ha entrado? Aquí tenemos varios actores:

Para los propios policías: 
  •  Los "buenos policías" deben superar la presión del grupo y denunciar y evitar estas prácticas que llevan a cabo los policías "John Wayne" más agresivos. 
  • Deben dejar de despersonalizar a los ciudadanos pensando que son "perroflautas", "guarros" o "periolistos" y pensar que son personas que están luchando por algo digno. No son el enemigo. No están allí para enfrentarse a ti, sino que están allí porque cada uno tiene una vida que quiere mejorar de una manera pacífica y democrática. Tienen su trabajo, su familia, su coche, sus novios/as, van de compras y salen a por la noche de copas y muchos de ellos han sido compañeros tuyos de instituto o colegio. No veas "guarros", sino personas iguales a ti, ni mejores ni peores. 
  • La inclusión de "observadores" externos que puedan auditar en todo momento si se han seguido los procedimientos aplicables en cada momento. Estos estaría siempre fuera de la situación y permitirían evaluar la acción policial objetivamente.

Para los legisladores: 
  • Es necesario eliminar el anonimato de las fuerzas de seguridad. El número de identificación debe ser siempre visible y desde distancia, ya sea en el casco, en el uniforme o en el escudo. El policía debe saber que haga lo que haga, puede ser identificado. 
  • Penalización grave a quien no porte la identificación o la facilite cuando un ciudadano u otro compañero lo requiera. Esta identificación debería ser tan importante como la licencia de conducir para poder llevar un coche un coche o la de armas. Sin la identificación visible, no puedes trabajar, y si lo haces,  despedido.
  • Eliminar la permisividad de las acciones contra los ciudadanos. Una investigación interna que no llega a ninguna parte da la sensación de impunidad a los policías y promueve este tipo de comportamientos. 
  • La creación de protocolos de actuación que eviten la necesidad de crear normas emergentes en el grupo y que pongan límites a lo que se puede y no se puede hacer, sin ambigüedades ni posibles interpretaciones, marcando unas lineas rojas que no deben pasarse en ningún momento. 

Para los agredidos: 
  • Denunciar toda actuación que exceda el ejercicio racional de su labor como cuerpos de seguridad y pueda ser considerada ilegal.
  • Grabar, fotografiar e identificar todo acto violento para acabar con la sensación de anonimato e impunidad.
  • No provocar, atacar ni convertir en enemigo a los policías. Son ciudadanos también y no se debe entrar en ese rol. Si los manifestantes se comportan como presos, los policías se comportarán automáticamente como guardias. Hay que salir de ese rol y tratarlos como personas y no como guardias si queremos evitar que se disparen este tipo de comportamientos. 


En resumen: Individualización de los ciudadanos, pérdida de la sensación de anonimato de los policías y de la sensación de impunidad que da la permisividad de las autoridades.

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