Ya hemos hablado en alguna ocasión de la hipótesis Trivers-Willard. Según esta hipótesis, la madre podría influir en el sexo del bebé antes del nacimiento dependiendo los factores ambientales. Esto se traduciría en que en condiciones adversas nacen más niñas y en condiciones mejores nacen más niños.
¿Por qué? Como ya explicamos, el éxito reproductivo de machos y hembras es diferente, y lo que en mujeres puede ser descrito como "café para todos" en hombres se convierte en un "todo o nada". De esta forma, la madre podría alterar el sex-ratio y tener más hijos varones en condiciones donde se lo puede permitir, ya que esa ventaja de inversión parental extra se traduciría en un mayor número de nietos.
Hay múltiples ejemplos de este efecto en mamíferos y también en humanos. Hace unas semanas se publicó en PLOSONE un estudio (Ownership of Dwelling Affects the Sex Ratio at Birth in Uganda) que vincula la propiedad de una casa al sex-ratio en Uganda, siendo un ejemplo más de la hipótesis Trivers-Willard.
La diferencia no fue mucha, pero sí fue significativa y debido al gran tamaño de la muestra de estudio se puede decir que la propiedad o no propiedad de la casa donde se habita afecta positivamente al número de hijos nacidos frente al de hijas en una familia.
Esto lo vinculan los investigadores del estudio al nivel de seguridad percibida por la madre cuando la casa es de su propiedad a cuando no lo es. Esto sería interesante trasladarlo a otro escenario como el de España, donde hace unos años comprar una casa era símbolo de seguridad, pero con la crisis económica, la incertidumbre laboral y la psicosis (justificada) generada en torno a los desahucios de gente que no puede pagar su hipoteca, habría que ver si existe una variación en el sex-ratio en los últimos años en la gente que tiene una hipoteca o respecto a los que viven de alquiler.
Por último hay que relativizar estas cifras. Tener una casa no significa que se tenga un 100% de posibilidad de tener un hijo. Son siempre cifras macrosociológicas que afectan a toda la población y que pueden observarse sólo cuando se estudia la población en su totalidad. Las causas particulares de cada familia también afectarán, como el nivel de violencia de género en la casa, la alimentación particular, etc. Sin embargo, se ha podido comprobar que este es un factor que afecta a toda la población y que altera la cifra social (vs particular) del número de nacimientos de hijos varones respecto al de mujeres en una sociedad concreta como la de Uganda.
Wallner, B., Fieder, M., & Seidler, H. (2012). Ownership of Dwelling Affects the Sex Ratio at Birth in Uganda PLoS ONE, 7 (12) DOI: 10.1371/journal.pone.0051463¿Por qué? Como ya explicamos, el éxito reproductivo de machos y hembras es diferente, y lo que en mujeres puede ser descrito como "café para todos" en hombres se convierte en un "todo o nada". De esta forma, la madre podría alterar el sex-ratio y tener más hijos varones en condiciones donde se lo puede permitir, ya que esa ventaja de inversión parental extra se traduciría en un mayor número de nietos.
Hay múltiples ejemplos de este efecto en mamíferos y también en humanos. Hace unas semanas se publicó en PLOSONE un estudio (Ownership of Dwelling Affects the Sex Ratio at Birth in Uganda) que vincula la propiedad de una casa al sex-ratio en Uganda, siendo un ejemplo más de la hipótesis Trivers-Willard.
La diferencia no fue mucha, pero sí fue significativa y debido al gran tamaño de la muestra de estudio se puede decir que la propiedad o no propiedad de la casa donde se habita afecta positivamente al número de hijos nacidos frente al de hijas en una familia.
Esto lo vinculan los investigadores del estudio al nivel de seguridad percibida por la madre cuando la casa es de su propiedad a cuando no lo es. Esto sería interesante trasladarlo a otro escenario como el de España, donde hace unos años comprar una casa era símbolo de seguridad, pero con la crisis económica, la incertidumbre laboral y la psicosis (justificada) generada en torno a los desahucios de gente que no puede pagar su hipoteca, habría que ver si existe una variación en el sex-ratio en los últimos años en la gente que tiene una hipoteca o respecto a los que viven de alquiler.
Por último hay que relativizar estas cifras. Tener una casa no significa que se tenga un 100% de posibilidad de tener un hijo. Son siempre cifras macrosociológicas que afectan a toda la población y que pueden observarse sólo cuando se estudia la población en su totalidad. Las causas particulares de cada familia también afectarán, como el nivel de violencia de género en la casa, la alimentación particular, etc. Sin embargo, se ha podido comprobar que este es un factor que afecta a toda la población y que altera la cifra social (vs particular) del número de nacimientos de hijos varones respecto al de mujeres en una sociedad concreta como la de Uganda.
Es interesante esta idea, lo que no acabo de entender es como se las arregla la madre para cambiar el cromosoma sexual que procede del padre. Es más comprnesible pensar que la madre se hace mas receptiva a unos espermatozoides que a otros, pero no parece posible que la madre pueda cambiar el sexo d eun feto ya determinado. ¿O si?, que dicen esas experiencias en humanos?
ResponderEliminarHola Paco,
EliminarLa madre no cambia nada. Parece ser que la discriminación no se hace a en el momento de la concepción, sino que como explica este otro paper que te cito debajo, el mecanismo de discriminación en mamíferos tiene que ver con los niveles de glucosa y el favorecimiento de blastocitos masculinos.
"Recent research on the role of glucose in reproductive functioning have shown that excess glucose favours the development of male blastocysts, providing a potential mechanism for sex-ratio variation in relation to maternal condition around conception. Furthermore, many of the conflicting results from studies on sex-ratio adjustment would be explained if glucose levels in utero during early cell division contributed to the determination of offspring sex ratios."
Fuente: Cameron, E. Z. (2004). Facultative adjustment of mammalian sex ratios in support of the Trivers-Willard hypothesis: evidence for a mechanism. Proceedings of the Royal Society of London, Series B: Biological Sciences, 271(1549), 1723-1728.
Un saludo,
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