Dicho esto, todo aquel que quiera leer este artículo como un manifiesto político, está en su derecho y de hecho, encontrará material suficiente para disparar toda la furia de la caverna adoctrinada por dogmas religiosos. Adelante, pero os lo he avisado. Este es un artículo científico sobre biología y psicología evolucionista, y como tal, no es ni políticamente correcto, ni tiene afiliación política. Es ciencia, y si quieres ir contra ello, o argumentas con ciencia o no tiene ningún sentido el posible debate que se puede generar.
Hace tiempo que quería hablar sobre este tema, pero las declaraciones del ministro de justicia Gallardón me han hecho dar el gran paso de meterme en este berenjenal. El otro día, en su intención de cambiar la ley del aborto, dijo que "las mujeres se ven sometidas 'en muchas ocasiones' a una 'violencia de género estructural por el mero hecho del embarazo'". Posteriormente aclaró que esa "violencia estructural" era el miedo a perder el trabajo por quedarse embarazadas.
Al escuchar estas palabras me quedé boquiabierto. No porque fuesen polémicas, sino porque es la primera vez que escucho un argumento científico en un tema tan politizado como lo es la legislación del aborto. No quiero decir ahora que Gallardón sea un eminente antropólogo. Posiblemente fue una frase que salió de un calentón político y sonó la flauta (como cuando un pastor de los Monegros dice "la rapidez con la que pasa el tiempo depende de lo que estés haciendo, Ñaaaaaaaaa", y no quiere decir que sepa de física cuántica, aunque la frase sea correcta vista desde ese punto de vista). Pero para entender la profundidad de las declaraciones tenemos que conocer a alguien.
Os presento a Robert L. Trivers.
Este es uno de los autores más influyentes en temas de evolución, selección sexual y uno de los más citados en psicología evolucionista. Para que os hagáis una idea, sus ideas fueron las que le dieron pie a Dawkins para escribir "El gen egoista" (hasta tal punto que el prólogo de la primera edición era de Trivers). Aquí tenéis su web personal.
¿Y qué escribió Trivers para ser tan famoso?
En animales con reproducción sexual (y el hombre es uno de ellos), cada individuo debe maximizar su éxito reproductivo. Para ello, debe encontrar una pareja reproductiva y después invertir recursos en que su descendencia tenga a su vez descendencia, es decir, que crezca, tenga una condición suficiente como para encontrar una buena pareja reproductiva y tener descendencia.
La inversión parental (IP) se define como el coste que debe destinar un progenitor a un descendiente en detrimento de otros descendientes, actuales o futuros. Este coste, no sólo son recursos, ni energía, ni tiempo. Sino que cualquier coste, incluido un coste de condición (riesgo de ser herido al defender a su descendencia) o un coste de oportunidad (invertir en un embrión y llevar hasta el final el embarazo en lugar de en posibles futuros embriones más viables o de mejor calidad) puede ser considerado un coste de inversión. Ojo a la condición en la que se define la inversión parental, ya que es discriminativa. Un coste destinado a un descendiente no puede recibirlo otro descendiente. Esto nos lleva al siguiente concepto.
Conflicto padres-hijos. Este concepto lo introdujo en 1974 y tiene que ver con que la estrategia que pueden elegir para la asignación de la inversión parental los padres y cada uno de los hijos puede ser diferente. Los hijos van a querer que los recursos se inviertan en ellos mismos, y en cuanta más cantidad y tiempo, mejor. Sin embargo, la estrategia de los padres va a ser siempre maximizar su éxito reproductivo, por lo que pueden decidir dejar de asignar inversión parental en un descendiente e invertirlo en otro, actual o futuro.
Ahora muchos de vosotros estaréis pensando que esta es una visión maquiavélica del mundo, que vosotros queréis a todos vuestros hijos por igual, pero ya os lo he avisado. La psicología evolucionista no es políticamente correcta, y tampoco lo es vuestro cuerpo y vuestro cerebro.
El conflicto padres hijos comienza muy pronto, a los primeros días a partir de la concepción. El óvulo fecundado debe implantarse y comenzar a lanzar hormonas en el sistema sanguíneo de la madre para evitar que ésta tenga la regla y aborte. Para ello, la célula fecundada genera una hormona, la Gonadotropina Coriónica Humana o hCG, que mantiene la producción por parte de la madre de progesterona y previene que tenga la regla y aborte. Este es el primer conflicto madre-hijo. Si la célula fecundada no genera suficiente hCG, la madre abortará, ya que la cantidad de esta hormona es un indicador fiable de la calidad del feto. De hecho, los niveles de hCG es la hormona que se utiliza en los test de embarazo y una de las que intervienen en la medición del triple screening para detectar cromosopatías en el feto.
Un hecho interesante es que estas hormonas, generadas por la placenta, son creadas por los genes paternos, no por los maternos. Como ya hablamos en el artículo sobre la expresión de los genes, hay situaciones en las que algunos genes se activan o inhiben dependiendo de si vienen de parte de la madre o del padre. En el caso de la placenta, la madre no tiene razones para evaluar la calidad de sus propios genes, pero si los del padre que ha elegido por medio de selección sexual. Por ello, los genes de la madre se inhiben en la placenta y son los del padre los responsables de la regulación de este tipo de hormonas.
A partir de aquí, hay una guerra entre la madre y el hijo sobre los recursos que se deben destinar al feto y sobre si se debe interrumpir la inversión parental de la madre (abortar) e invertir en un futuro feto con mejor calidad o seguir adelante con el feto actual.
Algunos de los síntomas más molestos del embarazo son consecuencia de esta lucha. Por ejemplo, la cantidad de nutrientes que el feto reciba a través del intercambio madre-placenta dependerán de la tensión arterial de la madre, por tanto el feto tenderá a alterar la tensión de la madre para obtener más nutrientes y la madre a reducir su tensión arterial para mantenerla en niveles normales y a la vez, para evitar que un feto que no es capaz de producir hormona suficiente se desarrolle. Esto hace que la madre tenga bajadas de tensión en los primeros meses y que el feto produzca sVEGFR1, una hormona que aumenta la tensión de la madre. Si esta lucha en el conflicto madre-hijo va demasiado lejos, aparece la preeclampsia, un síndrome causado por una elevada tensión arterial de la madre y que puede poner en peligro su vida y la del bebé.
También el feto va a modificar la producción de insulina de la madre, de forma que aumente el tiempo en el que hay un aumento de glucosa en sangre tras haber comido y así aumentar la cantidad de recursos que recibe a través de la placenta. Esto lo hace a través de la hormona lactógeno placentario humano o hPL. Como en el caso anterior, puede haber casos en los que el feto gane demasiado terreno en el conflicto materno-fetal, y hay riesgo de que aparezca la diabetes gestacional. Precisamente este riesgo es lo que se mide en la famosa prueba de "la curva" de glucosa en las embarazadas.
Después de ver estos mecanismos de la madre de evaluación de la calidad del feto y mecanismos de aborto natural, no es raro ver como el 30% de los óvulos fecundados no llegan a los tres meses de embarazo debido al alto ratio de mutaciones espontáneas. Los abortos naturales son un mecanismo de terminación de inversión parental de una madre con el feto en favor de futuros fetos de mayor calidad y viabilidad.
...Pero ¿qué hay de los abortos provocados?
Varios estudios (y otros en "Handbook of evolutionary psycology" p.631) muestran como una de las causas más comunes en casos de infanticidio por parte de las madres (en los que se elimina la incertidumbre paternal), después de causas biológicas (malformaciones, defectos en el bebé), están la edad de la madre y el difícil acceso a recursos (desempleo, falta de padre que aporte recursos, partos múltiples o haber nacido demasiado cercano en el tiempo al anterior hijo).
Se puede inferir que el módulo que dispara la interrupción de la inversión parental (IP) en casos de infanticidio será el mismo en otros casos de interrupción de la IP, como el aborto voluntario, el uso de la píldora del día después o los anticonceptivos. Éste comportamiento se desencadena en el escenario de la adaptación evolutiva de encontrarse la madre falta de los recursos suficientes para sacar adelante el niño y decidiendo eliminar la inversión parental en él para mejorar su situación antes de tener otro hijo a quien poder destinar mayor cantidad de recursos y maximizando su posibilidad de supervivencia y condición. De esta forma, se maximiza el éxito reproductivo global de la madre a costa de la la inversión parental en el descendiente actual.
Ahora volvemos un poco a la política. El Partido Popular, el mismo al que pertenece Gallardón, el autor de las declaraciones de las que hablábamos al comienzo de este artículo, ha llevado a cabo una reforma laboral con la que se facilita la "flexibilidad laboral", un eufemismo para decir que se facilita el despido de personas con contrato indefinido.
Siguiendo con la ciencia del artículo, no nos sorprenden ahora los casos en los que las mujeres esperaban hasta tener un contrato indefinido para quedarse embarazadas y cuando tenían el contrato no tardaban mucho más de tres meses en anunciar su nuevo bebé.
Sin embargo, con esta flexibilidad con la que cualquiera puede perder su contrato indefinido se está fomentando precisamente esa "violencia estructural" de la que habla Gallardón. De esta forma, el PP está activamente promoviendo el aborto, eliminando la seguridad de recursos que aportaban los contratos indefinidos para las mujeres que deseaban quedarse embarazadas. Con esta reforma lo que se consigue precisamente es que se dispare el comportamiento de interrupción de la inversión parental (i.e. aborto).
¿Qué medidas debería llevar a cabo un gobierno que realmente desease disminuir los casos de aborto voluntario?
Cambiando una ley no cambias millones de años de evolución de reproducción sexual, selección sexual, inversión parental y conflicto madre-feto. Estos mecanismos de estrategias de inversión parental, incluida su interrupción, existen en todos los animales con reproducción sexual, incluidos insectos, aves, mamíferos... ah sí, y humanos. ¿Cambiar la ley va a hacer que la gente no quiera abortar? No. Simplemente lo hará ilegal, pero el módulo de interrupción de la IP seguirá ahí.
Si de verdad se está interesado en que la gente no aborte, lo que hay que hacer es evitar que la mujer llegue a ese escenario evolutivo y se dispare el módulo de interrupción de la IP. Van desde evitar embarazos no deseados a protección y promoción de obtención de recursos en caso de embarazo.
Las medidas que podría llevar un gobierno que se preocupase de verdad por disminuir el número de abortos podrían ser:
- Una educación sexual de calidad en colegios e institutos y acceso a los menores a métodos anticonceptivos, como preservativos y la píldora del día después de una manera segura, tanto para ellos como anónima para evitar conflictos con sus padres o no pedirlas por miedo a ellos. Como hemos visto que a menor edad, más riesgo de aborto voluntario e infanticidio.
- Facilidad de acceso a preservativos, píldoras anticonceptivas y la píldora del día después a la población general. Ya sea facilitándolos gratuitamente, aumentando la facilidad a su acceso, bajando el precio, aumentando los puntos de dispensación y/o la información sobre ellos.
- Subvención económica (real y no simbólica) a los recién nacidos y continua durante los primeros años.
- Mecanismos de seguridad laboral tanto para la madre como para el padre en el puesto de trabajo en caso de maternidad/paternidad.
- Aumento de los permisos de maternidad y paternidad y conciliación de la vida familiar y laboral.
- Creación de servicios públicos de asistencia durante los primeros años de vida del bebé, ya sea con un servicio de ayuda en el domicilio, de niñeras público, aumento de guarderías públicas.
Podría haber muchas más, pero todo lo que salga de estas pautas, cae fuera de la ciencia y psicología evolucionista y entra dentro de la fantasía política, la doctrina religiosa o ideológica y la estupidez. Que se dejen de tonterías y que lean más ciencia si realmente quieren resolver los problemas reales.
Con la reciente reforma laboral el PP ha hecho más para favorecer el aborto que cualquier ley de gobiernos anteriores, lo que le convierte de facto en un partido pro-aborto (aunque no "pro-decisión de la mujer").
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