domingo, 29 de julio de 2012

Muerte al Homo Economicus

Esta entrada es una de esas que hago de vez en cuando para desahogarme. Me contuve cuando la mujer de la tienda de abajo me preguntó si "creía en dios o en los monos". Pero muchas veces, cuando hablo de ciertos comportamientos humanos desde la antropología o la psicología evolucionista, recibo comentarios del tipo:
  • Ese es el tipo de argumento animalista que bla bla bla...
  • El hombre no es como los animales porque bla bla bla
  • El hombre es un ser racional que no se comporta como los animales inferiores que bla bla bla
Hoy he venido a cometer un hominicidio (de matar un "homínido" que nunca ha existido) en esta entrada. Me voy a cargar al "Homo economicus", esa visión del hombre que dice que, disponiendo de la información necesaria se comportará de la forma más racional posible, maximizando sus beneficios y minimizando sus riesgos y pérdidas. 

Esta imagen del hombre surgió y se utilizó en el siglo XX como un endiosamiento de la razón humana y una separación por una linea bien gorda y roja entre el hombre y el resto de animales. De hecho, para los que creen en el Homo Economicus, la naturaleza se divide en plantas, animales y el ser humano. 

Pues siento deciros que el Homo Economicus pertenece a ese extraño mundo de la mitología y lo podemos meter en el mismo saco que el Yeti, los Jedis, Papá Noel, los alienígenas cabezones, los ogros los enanos y los elfos. No incluyo al los Hobbits porque es posible que estos si existieran, al menos algo parecido a lo que en la fantasía se entiende por un hobbit. 

¿Cómo puedo estar tan seguro de que no existe? En realidad la pregunta es al revés. ¿Cómo se podría demostrar que existe el Homo Economicus? Formulo así la pregunta porque si no también sería imposible demostrar que no existe el unicornio rosa invisible que tengo en la galería. 

Si el Homo Economicus existiese, se cumplirían las condiciones que hemos comentado al comienzo: 
  • Buscará siempre las soluciones más eficientes que le aporten el mayor beneficio
  • Evitará las decisiones que le ocasionen más riesgo o perjuicio
  • No tomará decisiones irrelevantes que le supongan un gasto de energía si no tiene unas probabilidades claras de beneficio
  • Si no tiene información suficiente para tomar una decisión, la buscará antes de decidir
Bien. Si esto fuese cierto nadie fumaría. Los avisos de las cajetillas son lo suficientemente claros y todo el mundo sabe a ciencia cierta que fumar mata, además de una forma bastante horrible y dolorosa.

Sin embargo, hace años estuve trabajando diseñando campañas de sensibilización contra las drogas, el alcoholismo y el tabaquismo dirigidas a jóvenes. Tanto las asociaciones como las instituciones públicas con las que trabajé lo tenían muy claro: decir que fumar mata le da igual a una persona joven. Lo que más preocupaba a los jóvenes, en especial a las mujeres, era el color amarillo que tomaban los dientes y los dedos al fumar y el mal olor

Gad Saad en "The Comsuming Instinct" nos explica como para un hombre joven, el mensaje de "fumar mata" le está incitando a fumar, ya que es un comportamiento de riesgo que la testosterona y el nicho reproductivo al que está enfocado promueven. "Si fumar mata y estoy vivo es porque tengo unos buenos genes".  

Si el Homo Economicus estuviese entre nosotros no habría consumo conspicuo. ¿Por qué pagar cientos de euros por una piedra que no se puede comer sólo porque brilla? ¿Por qué pagar decenas de miles de euros por un coche de alta gama cuando en autopista sólo se puede ir a 120KKm/h?  ¿Por qué pagar el triple por una camiseta sólo porque tiene un logo de una marca determinada y no comprar la misma sin logo aun cuando sabemos que ha sido hecha en la misma fábrica del este asiático?

¿Por qué Paul McCartney sigue casándose una y otra vez sabiendo que se va a divorciar a los pocos años y cada vez paga más? (Hay incluso alguien que ha emulado al H. Economicus y ha hecho el cálculo de lo que pagaría Paul por una forma de Leasing en lugar por una "compra" matrimonial).


Si el H. Economicus existiese, nos daría igual el color de piel, el acento o las creencias de las personas que nos rodean o que vienen a nuestra empresa a hacer una entrevista de trabajo. Sin embargo, todos sabemos que todo es mucho más difícil si no eres de "los de aquí".  

Las mujeres H. Economicus comprarían perfumes y artículos de belleza cuando los necesitasen, y se vestirían más o menos provocativas según a quién fuesen a ver, no dependiendo de su ciclo menstrual, como hacen las mujeres H. Sapiens. Al igual que gritarían cuando tienen el orgasmo ellas y no cuando lo tienen sus parejas.

Los niños H. Economicus estarían más tranquilos en un hospital esterilizado y cuidados por personal especializado que no por madres si experiencia, algunas incluso con problemas con la ley y en un ambiente nada esterilizado y siendo cogidos a todas horas. Sin embargo, esto no es así

El H. Economicus entraría en un McDonalds y pediría una ensalada sin salsa, una hamburguesa de pollo a la plancha y un agua porque sabe que las otras hamburguesas y los refrescos hiper-azucarados le van a subir la tensión, el colesterol, el ácido úrico y va a tener sobrepeso. Sin embargo, cada vez que entro al McDonalds no he podido ver ni a un sólo H. Económicus. Sólo había H. Sapiens

Dejémonos de tonterías. 

Los humanos, en primer lugar, somos mamíferos, y como tales, tenemos unas estrategias de búsqueda de pareja, de cortejo, de nichos reproductivos. A su vez, al ser secuencialmente monógamos con mujeres cuasi-monógamas y machos de bajo estatus monógamos y de alto estatus promiscuos, tendremos estrategias de guarda de pareja para evitar que todo el esfuerzo que hemos invertido en una pareja se vaya al traste.

Estas mismas estrategias de guarda de pareja son las responsables de los crímenes de género que pueblan nuestra sociedad. Si dejamos de ver al hombre como algo fuera del reino animal y conseguimos entender estos comportamientos, podremos llevar a cabo campañas y acciones de prevención, intervención y actuación efectivas que realmente disminuyan las muertes por celos y violencia de género

Si dejamos de vernos a nosotros mismos como androides y empezamos a vernos como humanos, habría menos mujeres embarazadas que se plantearían no dar el pecho a sus hijos para que no se les estropee el pecho, ya que entenderían la necesidad, tanto suya como del propio bebé, de comportarse como un mamífero. 

Vamos a repetirlo de nuevo: 

¡¡¡M-A-M-I-F-E-R-O!!!! 

Si no os queda claro, podemos cantarlo y todo: 

(You and me baby ain't nothing but mammals, so let's do it like they do on the discover channel)

Y además de mamíferos, somos primates super-sociales cuyo bagaje evolutivo ha tenido lugar en el África Subtropical en los últimos millones de años. Si entendemos esto, podemos hacer campañas de concienciación, acciones efectivas y legislación real en temas tan esenciales como el aborto, nutrición, racismo y xenofobia, prostitución y trata de blancas...

Ya es hora de poner al Homo Economicus en el lugar que le pertenece: a los libros de fantasía de economía que, como veis, parecen tener la misma base científica que El Señor de los Anillos.

¡¡¡Ohhhh!!! Ya estoy mucho mejor. 

4 comentarios:

  1. ¿homihido?

    Hasta aquí pude leer...

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  2. No es por tocar los pies, bagaje evolutivo.
    Estupendo blog.

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    1. Uffff... Cómo duele cuando encuentras algo así, y más cuando lo has escrito tú y lleva así unos días o_O. Gracias por el aviso!

      Casi podría usar esta entrada como ejemplo de cómo los actos con alto contenido emocional disminuyen el reconocimiento de errores, ya que como ves no es el primer Hoygan que se cuela en este post :\

      Gracias por leer el blog y por el aviso!

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